“DE CORAZÓN A
CORAZÓN”
Escribe Edgar
Román Fassano y su Ángel “Pepito”
,asistiendo a la escuela de María.
MARÍA: “ Queridos hijos, gracias por perseverar en la fe. No
olviden que fuerza les da Dios
ante las dificultades de la vida”
PEPITO: El Hijo de María elige almas pequeñas ante los
hombres pero grandes en la fe y en obediencia para transmitir la Palabra del Cielo.
PAPA FRANCISCO: “ Somos creaturas con virtudes y defectos,
necesitados de amor y perdón”
EDGAR: Sólo en tu presencia me rendiré Señor. ¡Contigo la
vida cobra sentido!
MARÍA: ¡Confía en el Señor, es el único que puede salvar!
EDGAR: Se nos pide dar razón de nuestra esperanza, ser luz y
sal de la tierra.
PEPITO: Los que más disfrutan de la vida son los que dejan
la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los
demás.
MARÍA: “La ceguera del hombre lo conduce a perder la vida
Eterna si no llega al arrepentimiento en espíritu y verdad”.
PEPITO: Tener fe no es sólo aceptar algunas verdades con
la mente… ella es la fuerza de la vida y
les hace contemplar de otra manera.
EDGAR: Jesús no nos desampara sino que nos abraza y entrega
en los brazos amorosos de su Madre ¡Amparo de los desvalidos!
MARÍA: “Mí Hijo está en cada Hostia Consagrada y vivo en el
corazón del hombre en el que reside el Espíritu Santo”.
PEPITO: Sin las obras y actos de fe es inerte. El pueblo
fiel de Cristo es el que actúa dentro de su Voluntad Divina.
JESÚS: “Vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la
humanidad. Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará”.
(Mc.16,15-16)
MARÍA: Cada Ave María es un llamado de mis hijos hacía ésta,
su Madre, ella es la puerta por donde
entramos en el Misterio de su Hijo.
MARÍA: “ Cada uno de ustedes tiene una misión especial y
particular: el vivir actuando y obrando en la voluntad del Padre”.
PEPITO: Quien no tiene a Jesús en su corazón, poco o nada
expresará el amor hacía el prójimo ni será cumplidor del Primer Mandamiento “.
EDGAR: Jesús nos propone escuchar Su Palabra que alivia y
alimenta.
MARÍA: “El recibir a Mí Hijo en la Eucaristía es la
grandeza del amor Trinitario hacía la criatura humana”.
PEPITO: La necesidad de la oración crece en proporción a la
importancia y a la dificultad de lo que quieren obtener.
EDGAR: ¡Queridos hermanos, deseo que lo sembrado en sus
corazones produzca frutos abundantes! Pido una bendición de la Virgen Consolata para todos sus
hijos.
¿Terminamos con una sonrisa?
Va una pregunta: ¿Cuál es más grande: el sol o la luna?
Teóricamente sería el sol… pero según mi lógica es la luna porque la
dejan salir de noche… ja…ja….ja
¡Hasta el
próximo encuentro!